SOBRE L’ARTISTA
LAPRISAMATA
Vida, muerte y tiempo.
Las claves de la existencia colisionan en cada obra con delicado estruendo.
Vida, identidad, realidad, status quo, intención y propósito.
Desde niño la mirada de Luis Toledo exploraba inquisitiva la realidad, analizando el significado oculto en cada imagen, diseccionando el misterio de la belleza. Así, como un meticuloso coleccionista, recopila granito a granito ilustraciones y texturas, fragmentos con los que construye las poderosas montañas que son sus imágenes. Enmarañadas, impactantes y etéreas cada obra encierra profundos significados.
Su dedicación se encaminó naturalmente hacia la comunicación visual, desarrollando su trabajo como diseñador gráfico en la actualidad, principalmente para el mundo de la música. Aunque éste es un ámbito al que su talento se resiste a limitarse. En el collage digital encuentra su disciplina predilecta, la que le permite fusionar de manera más efectiva cada átomo de color hasta formar un vasto universo.
Muerte, espiritualidad, necesidad, ineludible, final y principio.
La muerte es un paso más con el que abandonamos la carne para continuar nuestra existencia con otra forma. El final liberador. Un aspecto más de la vida, tan vital y necesario como la propia vida. El espejo que nuestra mirada rehuye, y sin embargo, contra el que embiste sin remedio en estas imágenes. El otro lado se hace visible, evidente, fundido con la realidad misma de la que nunca estuvo separado. Calaveras, esqueletos, insectos y hongos, cuerpos sin rostro y semblantes solitarios, formas abstractas y geométricas; todo un arsenal de desmaterialización.
La realidad (material) es obvia, monótona y predecible. Es fácil de imaginar entonces la fascinación del autor por el lado inmaterial y espiritual de la vida, cómo se relacionan y representan.
Tiempo, pasado, presente, futuro y eternidad.
La ilusión definitiva sigue su marcha militar a ritmo de reloj. Desesperados corremos tras cada segundo intentando atraparlo, retenerlo, aprovecharlo. “El tiempo es oro” dicen, pero en realidad es sólo una medida, como el peso o la estatura. Tu vida no es el tiempo que lleva transcurrida, desde luego que no. Es necesario que seamos más conscientes del momento presente, de saborearlo y disfrutarlo. Esta es una idea que desarrolla cada obra con complejidad fractal, invitando al espectador a detenerse y apreciar cuidadosamente cada detalle. Una llamada de atención sobre el ritmo de consumo desbocado en cada ámbito de nuestra sociedad, y más concretamente sobre el bombardeo constante de imágenes banales diseñadas para usar y tirar. Algo que el sobrenombre del autor reclama a la perfección: Laprisamata.
Y el instante fugaz del presente se convierte en la llave a la eternidad. El empleo de imágenes y estéticas rescatadas del pasado, engarzadas con formas abstractas y contemporáneas transportan de manera evocadora a un territorio atemporal. En él, presente, pasado y futuro se funden en el plano onírico.
Miguel Rosón